Cocinando con los sentidos

Podemos convertir la alimentación en una rutina más, o podemos despertar nuestra creatividad y disfrutar de la elaboración y degustación de los platos con los cinco sentidos.

En esta ocasión, quiero proponerles una receta cuyo ingrediente principal es el tofu,  que se elabora a partir de semillas de soja y que en sí mismo es un alimento bastante insípido y sin gracia y a su vez es una fuente importante de proteína vegetal. He escogido este plato como ejemplo de que una buena combinación de productos muy sencillos que pueden dar un excelente resultado final tanto a nivel nutricional como sensorial.

Pastel de tofu

Ingredientes: 1 bloque de tofu fresco, 1 bloque de tofu ahumado, 2 puerros (con su parte verde, bien lavados y cortados finamente), 2 tazas de champiñones cortados en láminas, 1/3 taza de anacardos, 3 cucharadas soperas de miso blanco, 2 cucharadas soperas aceite de oliva virgen, sal marina, albahaca seca y fresca.

Elaboración

• Saltear los puerros con un poco de aceite y una pizca de sal marina durante unos 10 minutos a fuego medio/bajo. Añadir los champiñones y la albahaca seca al gusto, saltear sin tapa hasta reducir toda el agua que vayan soltando los champiñones (5-10 minutos)
• Desmenuzar los bloques de tofu, colocarlo en el vaso de la batidora, agregar el miso y un poco de agua hirviendo. Batir hasta conseguir una pasta tipo paté. (si fuera necesario agregar más agua hirviendo) Probar y rectificar de miso si queremos un sabor más salado.
• Mezclar la crema de tofu suavemente con las verduras y los anacardos. Pincelar una fuente de horno con aceite y colocar allí la mezcla.
• Hornear a temperatura media durante unos 45 minutos. Dejar enfriar y servir con la albahaca fresca. El aroma de esta hierba y su sabor exquisito le otorgan al plato un toque refrescante e intenso.

Platos complementarios para un menú equilibrado

• Arroz integral con salteado de verduras
• Calabaza al horno

Es fascinante abrirse a los sentidos, respirar todos y cada uno de los aromas que desprenden los diferentes ingredientes, observar sus colores y texturas, utilizar el contacto de las manos, escuchar los diferentes sonidos, saborear la preparación en sus diferentes fases. Observar qué pasa en nuestro interior cuando estamos cocinando: Qué sensaciones nos llegan, qué deseos se nos despiertan, a qué estado interior nos conduce la experiencia que estamos viviendo y con qué nos conecta; quizás con alegría, añoranza, dulzura, armonía, paz, o puede que lo contrario a todo esto, o algo muy diferente. En todo caso si estamos presentes, con los sentidos bien despiertos, no nos dejará indiferentes. Una vez tenemos el plato listo, solo queda disfrutarlo; si lo hacemos en silencio podremos conectar con el goce de saborear cada bocado, reconociendo cada ingrediente, observando y escuchando tanto el exterior como el interior de nosotros mismos, siguiendo cada trago en su recorrido interior; dejándonos nutrir con amor.