Lácteos sí o no
Los expertos están de acuerdo en que la leche lleva una importante cantidad de calcio, pero discrepan en si este calcio es absorbido o no por el cuerpo humano y el efecto de otras sustancias que acompañan al calcio. Un litro de leche de vaca contiene unos 1.200 miligramos de calcio. Verdaderamente es un alimento rico en calcio. Sin embargo, cuando se analizan los datos estadísticos que reflejan la situación a nivel mundial, se observa la paradoja del calcio: los países con el mayor consumo de calcio a partir de productos lácteos (Estados Unidos, Suecia, Israel, Finlandia y el Reino Unido) también presentan las mayores tasas de fracturas de cadera relacionadas con la osteoporosis. Y aquellos lugares del mundo con una ingesta tradicionalmente baja (Hong Kong, Singapur, zonas rurales de África) presentan la menor incidencia de osteoporosis. En el American Journal of Public Health publicaron en 1997 un estudio (Nurses’ Health Study) de la Universidad de Harvard en donde se hizo un seguimiento de 77.761 mujeres de entre 34 y 59 años durante doce años. La conclusión de los investigadores fue que un mayor consumo de leche no evita la osteoporosis. William Ellis, ex presidente de la Academia Americana de Osteopatía Aplicada va un poco más allá y tras 42 años de práctica y 25.000 análisis de sangre realizados a sus pacientes, afirma que las personas que toman de tres a cinco vasos de leche diarios presentan niveles más bajos de calcio en sangre. Cómo se explica esta paradoja: Por una parte, la ingestión de proteínas lácteas puede producir una acidez transitoria que el organismo intenta neutralizar recurriendo a minerales alcalinos presentes en el hueso para intentar regular su ph. Y por otra parte, para que realmente se asimile el calcio, debería ingerirse en una proporción de dos a uno con respecto al fósforo, cosa que no siempre sucede. Los niveles de fósforo suelen ser demasiado altos en proporción a los de calcio, en cambio los quesos curados sí suelen mantener la proporción adecuada y pueden aportar hasta siete veces más calcio que la leche, pero son altamente ricos también en grasas saturadas.
La leche es el alimento de los mamíferos durante la etapa de crecimiento. Según cada especie, contiene un equilibrio de nutrientes específicos para garantizar su correcto desarrollo. La leche de vaca contiene muchas más hormonas de crecimiento que la leche humana, el ternero al nacer pesa unos 40 kg y al convertirse en adulto, en apenas dos años, puede llegar a superar los 400kg. El ser humano por su parte no alcanza la madurez física hasta los 21 años, con un peso que oscila entre los 50 y 80 kg.
Las diferencias entre la leche humana y la de vaca hablan por sí solas: la leche de vaca contiene tres veces más calcio y proteínas (para un rápido crecimiento), también contiene el triple de sodio y la mitad de carbohidratos que la leche humana, estos carbohidratos son indispensables para un correcto desarrollo del sistema nervioso. La proteína de la leche de vaca es difícil de asimilar por el sistema digestivo del hombre. Con frecuencia produce perturbaciones porque se digiere parcialmente y el organismo reacciona provocando irritaciones en los tejidos y en la piel en un intento por eliminarla. Desde que nacemos hasta los tres años de edad, nuestro organismo segrega una enzima capaz de asimilar la leche materna, que después va desapareciendo gradualmente.
Está claro cuál es el mensaje que la naturaleza nos envía. Además, ningún otro mamífero consume leche después del destete, ni de otra especie que no sea la suya.
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