Qué es un apego alimenticio y cómo se origina
Muchos de ustedes habrán tenido alguna vez la necesidad de comer un alimento específico de forma reiterada y puede que en un momento en concreto del día. Pues bien, a esto se le suele llamar “apego”, cuando en realidad es una carencia energética que puede tener su origen a nivel del cuerpo físico, mental o emocional o por una desconexión interior o espiritual. Todo es energía, nosotros y lo que nos rodea. Todo vibra con más o menos intensidad. Cuando deseamos un alimento en concreto, con unas características específicas es porque en dicho alimento hay un efecto, una reacción y es esto justamente lo que buscamos: su reacción en nuestro organismo. Podemos necesitar la reacción de un alimento en concreto por una carencia de tipo físico: falta de algún nutriente. En este caso es importante observar qué tipo de alimento deseo de forma reiterada, por ejemplo si es un alimento salado en exceso puede que la carencia sea la falta de minerales y esto lo pueda solucionar agregando en las comidas pequeñas cantidades de algas de mar que me aporten dichos minerales. Saber cuáles son los alimentos que me otorgaran equilibrio y armonía y cuáles son aquellos alimentos extremos cuya reacción probablemente sea muy rápida pero nos desequilibren acidificando la sangre y desmineralizándonos, es interesante a la hora de decidir qué comer. Es nuestra elección optar por alimentos naturales que cuiden nuestro organismo y nos aporten una energía estable y equilibrada a lo largo de todo el día.
Al cuerpo físico el alimento que hay que proporcionarle es físico, natural y equilibrado, evitando alimentos procesados, con demasiados azúcares y cargados de conservantes, colorantes, anti aglomerantes y potenciadores de sabor para que dicho alimento resulte atractivo a la vista y pueda estar disponible para ser consumido durante un largo periodo de tiempo. Al cuerpo emocional el alimento que le corresponde no es físico, en absoluto. Nuestro “cuerpo emocional” carece de aparato digestivo. Se suele intentar en ocasiones, proporcionar al cuerpo emocional un alimento de tipo físico, tratando así de encontrar consuelo con un helado, con chocolate, lácteos o ingiriendo sustancias como el alcohol u otras drogas. Por supuesto el cuerpo emocional asusta bastante, sobre todo por el hecho de que se desconoce, entonces es más fácil tapar los sentimientos que expresarlos, muchas veces no sabemos cómo hacerlo. El cuerpo emocional en desequilibrio puede alterar las funciones tanto físicas como mentales. Cada persona es única y se nutre de vibraciones emocionales distintas. Mientras unos escuchamos música, otros disfrutan con el canto de los pájaros, mirando el cielo o pintando. Una de las causas que hace que olvidemos nuestro cuerpo emocional es la falta de presencia en nuestra propia vida, en el aquí y ahora, yéndonos al pasado o al futuro y dejando poco espacio para sentir el poder del presente y vivir en él. Me viene una frase que dice ” el pasado es historia, el futuro es incierto, el presente es un regalo, por eso le llamamos presente”.
Nuestra mente también está influenciada por lo que decidimos comer o beber. Sabemos perfectamente cuáles son las sustancias con reacciones extremas (alcohol, otras drogas, azúcar ,etc) y que lo que nos generan son vibraciones extremas y caóticas de dispersión, sin orden y sin dirección. Otra vez intentamos nutrir nuestro cuerpo mental con alimento físico, cuando nuestros pensamientos también carecen de aparato digestivo. Para recuperar nuestro centro, además de dejar de consumir estas sustancias y alimentos, necesitamos desprendernos de viejos hábitos y pensamientos basados en una consciencia limitada, ilusoria y falsa de nuestro ego, a partir de la cual hemos creado apegos, debilidades y defectos.
“No podemos elegir la música que la vida nos toca, sí podemos elegir cómo la bailamos”
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